miércoles, marzo 24, 2010

Atrevete

Atrévete de una vez a tomarme por los hombres y acercarme a tu cuerpo, no como un amigo que consuela, sino como un amante. Hombre dominante, que hace conmigo lo que desea.

Te miro y deseo atreverme a llegar con mis manos hasta tu bragueta, bajarla lentamente mientras miro directo a tus ojos que penetran los míos, desnudándome antes de tiempo.

Tu piel cálida emana aún más calor haciendo que de ella salga un aroma que me me provoca sensaciones, ahí, donde una mujer esconde su sexo.

Tus rugidos de león en celo me hacen sonreír y me atrevo a ir más allá, bajando aún más mis manos para tocarte a mi antojo.

Tu boca, ávida de mis labios, buscan este oasis que sólo sabe sonreír, mientras mis pezones se erizan, como dos picos cordilleranos.

Tus manos alcanzan mis senos, presionan mis pezones, mis gemidos no tardan en venir e irrumpen en el silencio de esta habitación.

Tu boca muerde mi cuello, adora mis hombros y se posan suavemente en mis pezones, uno primero, el otro después, mientras tus manos juguetonas tiran suavemente del pezón que tu boca a dejado de lado.

Me siento húmeda, con ganas de ponerle fin a este juego. Pero aún no es tiempo.

Por fin me atrevo.

Logro recostarte en la cama para poder adorar tu cuerpo desnudo ya. Mi boca recorre tu cuello mientras tus manos intentan tocarme, bajo por tu tórax con mi lengua, me detengo de tiempo en tiempo para observar tu desnudez y la recompensa que me espera más abajo.

Tu ombligo se contrae al sentir mi boca en él, tu piel se eriza al saber que pronto llegaré al final.

Me tomo mi tiempo para besar tus muslos, acariciar suavemente tu pene, erecto frente a mi, desafiante, mientras intentas levantar la cabeza. Quieres mirar, pero el deseo es más fuerte que tu y la dejas caer.

Sonrío, mientras voy introduciendo suavemente tu pene en mi boca. Lanzas una exclamación al darte cuenta cuan adentro de mi boca puedes estar. Con mi mano ayudo a que entre cada vez más, hago presión, suspiras un poco más fuerte. Te toco como siempre quise hacerlo, recorro con mi lengua su largo y bajo aún más, nuevos gritos ahogados salen de tu coba.

De pronto saltas como un león, me pones de espalda y tiras violentamente de mi cabello. Un grito de sorpresa y excitación sale de mi boca mientras me embistes con fuerza. lentamente vas soltando un poco mi pelo lo que me deja con un poco más de libertad para moverme a mi antojo.

Bajo una mano para sentir como me penetras, el calor es ya insoportable y te siento venir.

Me abandono a mis instintos más básicos y dejo que acabes en mi interior, como una gran explosión.

Exhausta te miro, preguntándome en cuanto rato más te atreverás nuevamente.