miércoles, abril 03, 2013

Noche de Fiesta


La fiesta estaba por terminar, se había pasado la noche coqueteando con el hombre más guapo de todos y él había dado respuesta satisfactoria a sus insinuaciones.

Esa noche quería sentirse hembra y lo estaba consiguiendo.

-          Para donde vamos ahora?

Preguntó arrugando un poco la nariz como si no le importara la respuesta. Él la tomó por la cintura y le susurró al oído “Crees que no sé que quieres acompañarme a mi departamento?”

Fueron caminando pues estaban cerca. En el camino él no dejaba de tocarla lascivamente por debajo del abrigo. Ella reía cada vez que él le daba un pellizco en su trasero torneado y de vez en vez la mano de ella pasaba rozando levemente el cierre de su pantalón.

El departamento no era grande pero sí decorado con muy buen gusto. Apenas alcanzó a tener una visión general del espacio cuando él la tomó y violentamente la arrojó contra la pared y mordió sus labios antes de besarla.

Su pulso se aceleró, comprendió que esa sería una gran noche.

-          Vamos a ver putita qué tan buena eres en la cama…

Sonrió mientras acariciaba entre sus piernas sintiendo bajo la presión de sus manos como se iba poniendo cada vez más duro.

La siguió besando mientras se sacaban frenéticamente la ropa, necesitaban sentir sus cuerpos, sentir el roce de sus pieles hambrientas de caricias.

Tomó los senos en sus manos y los acarició suavemente para luego morder los pezones turgentes, uno primero y el otro después mientras ella daba pequeños gemidos de placer. Sentía como se mojaba lentamente preparando su cuerpo para recibirlo.

Se alejó, la miró y ella comprendió lo que quería.

Se arrodilló frente a él y lentamente desabrochó su pantalón hasta que descubrió su pene erecto, duro, grande, esperando por su boca. Comenzó a chuparlo lentamente, a los pocos segundos él la tomó por el cabellos y la empujó atrás.

-          Chupa bien puta…

Dijo mientras le daba una cachetada que la excitó aún más.

Continuó chupando con mayor frenesí. Lamiendo de un lado para otro, saboreando la piel tersa, sintiendo el olor que emanaba de su piel. Nuevamente él la detuvo. Le dio otra cachetada y le dijo “Así no, así!” mientras sujetaba su cabeza e introducía su pene casi por completo en su boca. Se movía frenéticamente y ella sentía que se ahogaba, algunas lágrimas salieron por sus ojos lo que hizo que él se detuviera.

-          No llores puta, ahora verás lo que es bueno…

Sintió miedo frente a esas palabras, pero estaba lo suficientemente excitada como para dejarse llevar y ver qué más le esperaba.

La llevó hasta la cama, le sacó la falda y su pequeña ropa interior, la obligó a subir a la cama apoyando su cara contra la almohada, levantó muy bien su cola con las piernas abiertas dejando a la vista toda su concha húmeda.

Deslizó un dedo para comprobar lo húmeda que estaba, luego dos, masajeó por un rato el clítoris e intempestivamente hundió dos de sus dedos mientras ella gemía de placer. Como macho en celo sacó los dedos y tomó el olor que en ellos había quedado antes de pasarlos por la boca de ella “Toma, esta eres tu” ella chupó sintiendo su olor y sabor.

Con sus manos abrió aún más sus nalgas para poder ver bien todo lo que le esperaba. Comenzó a lamer el clítoris, pasaba su lengua en suaves círculos, de abajo hacia arriba y viceversa. Su lengua comenzó a explorar aún más allá llegando a su culo. Era muy limpia, pensó, no tenía olores desagradables, solo el olor a hembra que lo mantenía loco.

Siguió chupando su intimidad por completo mientras de cuando en cuando metía sus dedos en su conchita, hasta que en un minuto comenzó a meterle suavemente un dedo por el culo. Ella pegó un pequeño salto mientras un grito ahogado salió por su garganta.

“Tranquila” le dijo mientras le daba una palmada, “no te pasará nada que ya no hayas hecho” El gemido dio paso a una risa nerviosa. Más gemidos llenaron la habitación cuando él continuó lamiendo y metiendo sus dedos, explorando su interior.

Sentía que iba a explotar en cualquier momento, bajó su mano para sentir lo hinchado que estaba su clítoris y sin dudar le rogó que la cogiera de una vez por todas.

Se detuvo, se hincó detrás de ella y le dio una buena nalgada que la hizo gritar, antes que se diera siquiera cuenta él la embistió con fuerza, con tanta fuerza que nuevamente gritó pero esta vez de placer. La golpeaba con sus muslos mientras se movía ferozmente detrás de ella. Hacía tiempo que un hombre no la trataba así. Como una verdadera puta, como una perra.

“Soy tu perra” comenzó a decir muy suave “Qué dijiste?” “Soy tu perra” “Más alto” “Soy tu perra!” gritó desaforada, sintiendo que no podía más. Estaba a punto de correrse y él lo notó.

“No tan rápido” sacó su pene mientras ella jadeaba más que nunca, sabía que necesitaba acabar, bajó una mano a su clítoris para darse un poco de placer pero él la detuvo. Acarició sus nalgas redondeas y las golpeó un poco para luego volver a hundir un dedo suavemente en su culo, luego hundió dos… “Por favor…” alcanzó a decir justo antes que él comenzara a meter su pene en su culo. “Ahora sí putita, tócate…”

Entraba y salía suave de su culo mientras tocaba su clítoris, metió un dedo en su concha, estaba húmeda y caliente, luego metió dos dedos y sintió en su interior cómo él entraba y salía de su culo.
Entonces perdió la noción del tiempo, sólo era él su pene entrando por su culo y sus dedos en su concha. De pronto sintió un estremecimiento, él se detuvo un poco y gritó mientras ella se retorcía de placer bajo su peso.

Ambos cuerpos yacían uno al lado del otro bañados en sudor y sexo “Qué rica puta me encontré” le dijo mientras ella mordía suavemente el lóbulo de su oreja.