Lo había
conocido hace poco, me parecía un chico lindo, alguien relativamente sano. De
esos hombres que miraba de lejos y sabía que podía llevarme a la cama y pasar
un buen rato.
Esa noche
me había invitado a un restorán donde tocaban jazz, en alguna relajada
conversación le había comentado cuánto me gustaba esa música que hacía que mi
cuerpo bailara casi sin que yo me diera cuenta. " Tengo
muy buenos discos en casa, si quieres vamos a escuchar un poco más de música
allá."
De
inmediato entendí la indirecta: Música en su departamento = Sexo
Tenía
curiosidad por sentirlo cerca de mi piel, por saber cómo besaban esos labios y
como se sentía su lengua rozando mi piel.
Tenía de
esos típicos departamentos de soltero de dos ambientes, se encontraba todo
ordenado y un agradable olor emanaba de él. Me senté en un sillón mientras él
buscaba algunos Cd’s y me los entregaba para que escogiera.
Entre medio tenía
música lounge que le pedí pusiera. Los agradables acordes llenaban la habitación,
fue a preparar un par de tragos mientras distraídamente miraba por la ventana
las luces de la ciudad. Sin querer cerré mis ojos llevada por la calidez de la
música y del lugar.
Abrí mis
ojos sobresaltada al sentir un dedo acariciando mis labios, estaba sentado
junto a mí , mirándome fijamente . No
nos dijimos ni una palabra y comenzamos a besarnos.
Acarició mi
cabeza y la empujó suavemente hacia atrás para besar mi cuello, su lengua
pasaba por mi oreja haciéndome suspirar, su mano acariciaba suavemente mi
abdomen, no se apuraba, lo hacía todo con una serenidad como si tuviera toda la
noche sólo para besarme.
Y sin
embargo sentía como mis pezones iban lentamente endureciéndose y pequeñas
puntadas en mi clítoris hacían que fuera sintiendo mi humedad.
Mordió
suave el lóbulo de mi oreja lo que me hizo gemir de placer mientras mi mano
instintivamente buscó su pene que ya estaba erecto. En ese momento bajó su mano
a mi entrepierna y comenzó a masajearme suavemente mientras yo hacía lo mismo.
Sus besos me tenían embrujada, su lengua rozaba mis labios y yo los entreabría
invitándolo a entrar. Mi lengua rozó la de él e ingresó a su boca desde la cual
dejó escapar un gemido.
Poco a poco
nuestra respiración fue aumentando convirtiéndose en jadeos, mi mano no dejaba
de masajear su pene por sobre la ropa, lo sentía duro, quería tocarlo pero el
embrujo de su boca no me dejaba reaccionar más allá. Sentía como la humedad en
mi entrepierna aumentaba con sus caricias, mi ropa interior así como mis
pantalones se iban humedeciendo a la par que suaves espasmos dentro de mi
anunciaban que en cualquier momento explotaría. Mi cuerpo se movía en forma
involuntaria mientras mi otra mano sujetaba la suya para que no dejara de
acariciarme mientras con la otra seguía en su frenético movimiento sintiendo su
rigidez.
Y su boca... su boca me tenía loca... mordía el lóbulo de mi oreja, luego con su lengua
recorría mi cuello para acabar en mis labios, la hundía en mi boca recorriendo
cada rincón para luego salir, tomar aliento, dejar escapar un gemido y
continuar.
Hasta que
de pronto supe que me iba a venir, mis manos se aferraron a él en forma
desesperada, mi cuerpo se arqueó y un fuerte gemido salió de mi boca mientras
él no dejaba de tocarme aún con más fuerza, haciendo que mi clítoris palpitara
desenfrenadamente.
Él seguía
excitado y sabía que tenía que continuar hasta que se viniera. Continué
exactamente como lo estaba haciendo hasta ese momento, no dejábamos de
besarnos. Con un susurro en mi oído me dijo “No dejes de tocarme, estoy que me
vengo” Con esas palabras me dispuse a tocarlo lo mejor que podía pues no nos
habíamos quitado la ropa.
Mi mano
recorría su pene de arriba abajo, mi boca junto a la de él sentía su jadeo y
observaba como entrecerraba sus ojos para entregarse por completo al gozo. De
pronto él sintió una puntada bajo su vientre y supo que se iba a venir, tomo mi
mano y la aprisionó contra su pene para que sintiera cómo se venía.
Sentí cómo
su pene palpitaba rítmicamente bajo la presión de mi mano mientras gemía pegado
a mi boca. “Quiero que me sientas” decía mientras sus espasmos iban
desapareciendo poco a poco.
Seguimos
besándonos un poco más mientras mi mano seguía en su pene, comencé a moverla
lentamente pero me detuvo “Ahí debajo hay un gran desastre, vamos al baño”
Lo que pasó
después es material para otro relato.
2 comentarios:
Muy buenooooooo!!!!!!!!
Muy buenooooooo!!!!!!!!
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