domingo, febrero 19, 2006

EL BALCON

Era media noche, las luces de la ciudad se veían espléndidas desde el balcón. Acabábamos de cenar y yo presentía a cada segundo lo que vendría...

Una copa de vino en mi mano me hacía olvidar donde estaba y lo que me rodeaba, hasta la música me parecía sonar distante, me sentía completamente abstraída del mundo, sólo me cautivaban las luces de los autos, allá abajo, tan lejos, tan inalcanzables...

De pronto tu respiración en mi cuello me hizo poner los pies en la tierra, suavemente corriste mi pelo a un lado y comenzaste a besar la base de mi cuello, tu lengua subía lentamente hasta el lóbulo de mi oreja mientras susurrabas palabras obscenas que hacían, poco a poco, que me sintiera más y más excitada.

Me quitaste la copa que aún permanecía en mi mano y la dejaste en un lugar seguro, pegaste tu cuerpo al mío y sentí tu cuerpo caliente, fuerte, demandando por mi cuerpo. Tus manos recorrieron mi cuerpo buscando mis senos mientras yo, en forma casi imperceptible, arqueaba mi columna para poder sentirte más y más...

Me obligaste a darme la vuelta para verme a los ojos, entonces comenzaste a desabrochar mi blusa, lentamente la bajaste por mis hombros y dejaste al descubierto mis senos, sin importarte que, a lo mejor, alguien de un edificio cercano pudiera vernos. Tu boca se acercó a mis pezones erguidos los que esperaban ansiosos tus caricias, sin siquiera darme cuenta, abrí un poco mis piernas, aprovechaste mi movimiento para poner una de tus manos entre medio de ellas, gemiste al darte cuenta que estaba húmeda. Tu boca no se cansaba de mis pezones, casi con desesperación sujetaba tu cabeza con mis manos: no quería que te despegaras de mí.

Te arrodillaste ante mí y desabrochaste mi pantalón, descubriste mi ropa interior y también la quitaste, tu boca comenzó a buscar mi sexo que estaba sediento por ti, me tomaste de la cintura y me sentaste en el balcón con las piernas abiertas, así, en esa posición, al borde del precipicio, comenzaste a explorarme con tu boca...

Tu lengua recorría mis labios de ida y de vuelta, una y otra vez... de pronto, mordisqueaste suavemente mi clítoris lo que me produjo una serie de escalofríos y mis gemidos comenzaron a llenar el ambiente sin que pudiera parar... tus dedos comenzaron a explorar mi interior, buscándome, adentro y afuera, unas veces despacio, otras más fuerte... de pronto comenzaste a lamer tus dedos cada vez que salían: sólo el verte hacía que pidiera más y más...

Te levantaste y te quitaste rápidamente la ropa, tu pene estaba listo para mí, te acercaste y lo comenzaste a meter: no sé si fue por lo grueso que lo tenías, pero me produjo un orgasmo apenas lo sentí entrar, cuando te diste cuenta sonreíste y seguiste una y otra vez... mis brazos te rodeaban y mis piernas también, dejando así que pudieras embestirme como quisieras...

Hiciste una pausa en la que yo, cansada ya en esa posición, me bajé del balcón y aproveché la oportunidad para jugar un poco con mi boca en tu pene... me gustaba tu punta y sentir gotitas que de vez en cuando dejabas escapar: eran muy dulces... pasaba mi lengua de arriba abajo, una y otra vez, tratando de llegar lo más abajo posible... lamiendo suavemente tus bolitas y tu ano... abrí mi boca todo lo que pude y me lo metí en la boca para chupar mejor, al llegar a la punta, succionaba un poco para sacar gotitas de tu semen... mientras tanto, tus quejidos hacían que me dieran ganas de más y más... a veces, un poco cansada, me entretenía con mi lengua recorriendo tus entrepiernas, luego subía hasta tu ombligo, para luego volver a bajar y volver abrir mi boca para seguir chupando hasta que no pudiste más y acabaste dentro de mi boca...

Una pausa, un poco de vino, algunas caricias mientras mirábamos la ciudad...

Aún me sentía excitada, quería que tu lo volvieras a estar, quería sentirte dentro una vez más, no quería acabar con nuestro juego en el balcón. Entonces mis manos comenzaron a buscar tu pene mientras mi boca besaba la tuya y mi lengua juguetona se introducía en tu boca buscando la tuya, mientras tus manos comenzaban a buscar nuevamente mi clítoris para jugar con él... me sentía tan mojada, tenía tantas ganas que me embistieras otra vez... te miré y vi el brillo del deseo en tus ojos, entonces, en un movimiento rápido, me apoyé en el balcón hacía adelante, con las piernas abiertas, parando mi cola, dejando que tus manos me recorrieran como quisieras, dejando que tu decidieras por donde meter tu pene...

Elegiste mi vagina... lo metías y sacabas con tal fuerza que sentía un sin fin de sensaciones muy cerca de mi estómago, tus gemidos cada vez que lo metías me hacían delirar de placer, de pronto, no fue suficiente meter tu pene en mi vagina, sino que también comenzaste a meter tus dedos en mi ano, primero fue un dedo, suavemente... luego fueron dos... mientras tu pene seguía entrando y saliendo... mis manos alcanzaron mi clítoris y comencé a masturbarme mientras tu, al darte cuenta, sacaste tu pene de mi vagina y suavemente comenzaste a introducirlo en mi ano...

Dolor, placer... una y otra vez...

Ninguno de los dos podía detenerse, tus manos ayudaban a las mías a jugar con mi clítoris, mientras seguías entrando y saliendo de mi ano, suavemente, luego más fuerte... apenas un poco adentro... luego todo... hasta que de pronto sentí tu explosión que partió dentro de mí y terminó en mi espalda... mientras esparcías tu semen por mi culo, mis manos lograron el orgasmo que tanto esperabas...

La noche no había acabado, pero nuestra aventura en el balcón sí...

3 comentarios:

Loquita Perpetua dijo...

Me gustó mucho tu relato....Uhmmmm estuvo muy rico...

Anónimo dijo...

Venga, kitty, que llevas mucho tiempo sin echar.... unas letritas por aquí. ¡No me dejas más remedio que salir del anonimato y arengarte!
Escribe, escribe, escribe... ya sabes que lo haces muy bien. Pero que muy bien...

Anónimo dijo...

Kittyyyyy eres grande se extrania tus relatos